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Una calle con historia pero sin memoria

(Con audio al pie de página)

“Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.”

Aldous Huxley




Un día más en San Nicolás. Un padre acomoda algunas cosas de su familia en el auto que se encontraba estacionado frente a su casa, casi en la esquina de la cuadra. Sin prestar demasiada atención a su entorno, intentando acomodar las mochilas de la nada siente que uno de sus hijos se acerca a él murmurando algo.

-¡Daniel apurate que llegamos tarde! –grita su esposa desde dentro de su casa.

Su hijo se acerca y llega a escuchar algo de lo que susurra.

-Raaaaa… dooooo… wiii…..

A Daniel le llama la atención y sacó su cuerpo del auto para ver qué está leyendo su hijo. Dirige su cabeza en la misma dirección que la vista su hijo, finalmente lo ve. El cartel que indica las calles de la ciudad ya no es el mismo. Daniel ya no vive sobre Avenida Crel. Ramón Lorenzo Falcón, ahora lo hace sobre calle Simón Radowitzky, esa vieja calle que tuvo tres nombres a través del tiempo y las circunstancias quisieron que en esta ciudad aparecieran vinculados.


Falcón


El Coronel Ramón Lorenzo Falcón fue uno de los tantos personajes nefastos que nos brinda la historia argentina. Gracias a hechos como la represión del 1º de Mayo de 1909, que dejó un saldo aproximado de 80 muertos, es que ganó un renombre que hasta hoy resulta trágico para los oídos de todo argentino. Existen calles con su nombre en varias localidades y escuelas de policía provinciales también en espera de una mirada a futuro pero con un pasado presente.


Radowitzky


Con esas ganas de traer a la memoria de todos los nicoleños un hecho curioso, una mañana despertamos con la noticia de que la Av. Falcón ya no llevaba dicho nombre. Los carteles que así lo señalizaban, habían sido cambiados, casi artísticamente (como una “travesura”, indicarían algunos historiadores), por el nombre de quien fuera su joven asesino: Simón Radowitzky.

En el momento del hecho, Radowitzky tenía dieciocho años, edad que a duras penas logró probarse en el juicio; pero siendo ya un hombre de gran coraje y fuertes convicciones, y de acuerdo a su orgullosa confesión, en soledad confeccionó un artefacto casero que luego le costó la vida a Falcón y a su secretario que lo acompañaba en el carruaje. Luego de la explosión, Radowitzky intentó escapar y viéndose atrapado, prefirió –de manera fallida– quitarse la vida disparándose en el pecho. Previo al disparo su grito fue sonoro, tanto que repica hasta nuestros días: “¡Viva la anarquía!”

“En las consideraciones de la defensa social debemos que en Radowitzky un elemento inadaptable cuya temibilidad está en razón directa con el delito perpetrado, y que sólo puede inspirar la más alta aversión por la ferocidad del cinismo demostrado, hasta el extremo de jactarse hoy mismo de ese crimen y de recordarlo con verdadera fruición.”, afirmó Manuel Beltrán durante el juicio.

Finalmente Radowitzky, después de muchas idas y vueltas (escapes por su parte y vejaciones hacia su persona de todo tipo), fue confinado en el penal de Ushuaia, considerado entonces de máxima seguridad en el país –hoy Museo Histórico Nacional nombrado gracias al Congreso de la Nación–, y se le añadió un castigo adicional: el de pasar durante cada aniversario del asesinato a Falcón 20 días confinado a pan y agua en aislamiento.

Un 14 de abril de 1930, Radowitzky recibió el indulto presidencial (demorado reconocimiento de catorce años) de Yrigoyen y fue puesto en libertad, dejando atrás el número 155 que lo acompañó durante 21 años en aquel penal del fin del mundo.


En San Nicolás


A nivel local, la Av. Ramón L. Falcón pasó por varios nombres, siendo el primero de ellos “4 de Junio” hasta el Centenario en 1910. Enmarcándose en los festejos correspondientes que se llevaban adelante en todo el país, el entonces Intendente Serafín Morteo -un hombre público ejemplar- refrescando las palabras del historiador Gregorio Santiago Chervo1, públicamente conocido por obras como los tribunales, el palacio municipal y el teatro, tomó la decisión de rendirle un homenaje a Falcón en San Nicolás cambiando el nombre del Boulevard 4 de Junio por el de Boulevard Coronel Ramón Lorenzo Falcón. Resultan casi curiosas las palabras elegidas por el municipio en su sitio web para referirse a este hecho: “28 de febrero, se da el nombre de "Boulevard Coronel Falcón" al denominado "4 de junio" hasta la fecha, en homenaje al coronel Ramón L. Falcón, militar asesinado en Buenos Aires mientras ocupaba el cargo de jefe de Policía. Se inaugurará integrando los actos del centenario de Mayo.”2

La ordenanza Nº 1469/58 de fecha 23 de Junio de 1958 del entonces Intendente, Dr. Miguel Bent, le cambió el nombre al Bv. Coronel Falcón por el de Hipólito Yrigoyen, que irónicamente o no, nunca lo sabremos, fuera quien indultara al asesino de Falcón un 14 de Abril, fecha únicamente conmemorativa de la fundación de San Nicolás, acorde a recientes aportes historiográficos.

El Intendente de facto, Tte. Fernando Huergo sin embargo se encargaría de devolverle el actual nombre a dicha calle con la ordenanza Nº 1178/77 con fecha 21 de Octubre de 19773.

Es así como hasta la actualidad, los nicoleños seguimos transitando ese boulevard de tres nombres que la historia se encargó de vincular.


Estos hechos de carácter histórico-culturales siguen pesando en la memoria nicoleña cuando nos cruzamos con alguien que nos pregunta quién era Ramón L. Falcón y nos quedamos sin respuesta ocultando nuestra vergüenza.



1 Chervo, Gregorio Santiago; “Serafín Carlos Morteo. Un hombre público ejemplar”; “Hombres y Mujeres del Ayer en San Nicolás de los Arroyos”; Serie IV, Nº 5; 1977.

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